El 23 de diciembre de 1790 nacía Jean Fraçois Champollion en Figeac, una localidad francesa bañada por las aguas del río Lot. Aquí creció el joven Champollion y aquí dio los primeros pasos que iban a conducirle en 1822 al desciframiento de los jeroglíficos egipcios. Con esfuerzo y genialidad, tras años de insistencia, Champollion consiguió volver a dar vida a una escritura cuyo significado se había perdido en la noche de los tiempos. La localidad de Figeac ha reconocido los méritos del que fuera tan ilustre vecino: la plaza más relevante del pueblo lleva su nombre, se ha creado el Museo de las Escrituras, incluso junto al río Lot se construyó un obelisco como homenaje. Sin embargo, el monumento a Champollion más singular que puede verse en Figeac es la obra “Exlibris”, del artista Josep Kusuth, que fue inaugurada en 1990 para conmemorar el 200 aniversario del nacimiento de Champollion. “Exlibris” es una gran reproducción de la Piedra de Rosetta, el documento clave que permitió a Champollion dar los primeros pasos en la traducción de los jeroglíficos. Josep Kusuth juega aquí con el sacrilegio de hacer próxima una antigüedad icónica que se conserva en el British Museum, para tumbarla en el suelo, hacerla accesible, para que sea pisada, recorrida, reflexionada… Es un monumento poco tradicional y poco ceremonioso, pero enormemente conceptual y emocionante. Aquí no hay pedestal, aquí quien llega a la Plaza de las Escrituras es invitado a adentrarse en la Piedra de Rosetta, a recorrer literalmente los jeroglíficos.